Libro Ser dios  

O de cómo, por muy diosEsa que sea, no me responsabilizo de planes divinos de la anterior legislatura

Junio 2009

 
 
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    19/2009

PATERAS

 

-Oye, Dios, ¿tú lees la prensa?

-No

-¿No?

-¡No!

-¡Vaya! No estás hoy muy dicharachero que digamos ¿eh?

-Si es que no haces más que preguntar tonterías, diosEsa. Comprenderás que, en siendo como soy Dios, no necesito leer la prensa para saber lo que pasa, lo que pasó y lo que pasará; ¿no crees?

-Pues, creer…, lo que se dice creer…. ¡Vaya! Que lo de creer  empieza a renquearme con lo que tiene una que ver que sale cada día en los periódicos.

-No sé a qué te refieres.

-Como referirme, podría referirme a muchas cosas. Pero lo que hoy me tiene las tripas descompuestas es lo de las pateras: porque me pienso yo que hay que tener muy mala leche para diseñar el panorama de semejante manera; eso no puede ser cosa de dioses en los que uno pueda creer.

-Pues, que yo sepa, ahora eres tú la diosEsa, y por tanto las responsable del cotarro.

-Mira, a mí no me vengas con esas, Dios, porque ya te encargaste Tú de dejarlo todo atado y bien atado.

-¿Ves? En eso llevas razón, diosEsa. Cuando uno se empeña en creerse el cuento de que todo está atado y bien atado, y diseñado  a mano alzada por los diOses, no hay forma de no perder la fe en ellos; así que te propongo una cosa, ahora que la que se desempeña como titular eres tú.

-¡Echa por esa boca que Dios te ha dado!

-Hija, ya vuelves a tu lamentable lenguaje. Dios a mí no me ha dado nada. ¿O se te olvida que Dios soy yo?

-Era un decir… ¡Hala! No te pongas de esa manera, y suelta lo que tengas que proponerme.

-Pues digo yo que podríamos montarnos una huelga divina de brazos caídos para que se enteren los humanitas de lo que les espera sin nosotros que, a fin de cuentas, no somos responsables de lo que ellos mismos deciden.

-¡Ni hablar el peluquín, Dios!

-¿Y eso?

-Pues porque puedes estar seguro de que, en cuantico dejáramos Tú y yo de ejercer de DiOses, mis colegas, los humanos, no tardaban ni un minuto en darse cuenta de que no nos necesitan ni para echarse un rezo, y nos quedamos en el paro como cualquier alcalde malvendido. Yo creo que es mejor tenerles en un ay, no sea que...

-¿Ves? Ni tú misma crees en tu dimensión divina; ¡cómo pretendes que los demás crean!

-¡Ay, Dios! Pero, mira que eres retorcido, hijo.

-¡Padre!

-¡Ya estamos con tiquismiquis! Tú, con tal de desviar la conversación…

-Es que te veo venir, diosEsa. Y a mí, con lo que tengo visto y vivido, no me vienes tú a enmendar la plana, estando como estás a medio cocer.

-¿Ah, no? Y, puestos a enmendar entuertos, ¿te parece decente lo que te decía de lo de las pateras?

-¿El qué de “las pateras”?

-Pues eso: el espurreo de criaturas que andan en ahogarse cada día buscándose la vida…

-¡Bueno! No me negarás que es una buena manera de repoblar el cielo, que se nos estaba quedando algo ancho con tanta laiquez y tanta descreencia. ¿O no?

-Si tú lo dices… Pero debieras darte cuenta que por estas alturas no todos piensan como Tú, que ahí tienes al Departamento de InmigraciónIlegal haciendo de las suyas; que hasta me han vestido al SamPedro con uniforme de policía de fronteras, y tendrías que verle la cara de fieroche que se le está poniendo al Portero porque la gorra no le encaja.

-Sí. Lo del SamPedro siempre ha sido un problema; tiene un carácter endemoniado, con perdón, y al pobre le fastidia tanto lo de cambiar de hábitos como a otros el cambiar de empleo. ¡Qué le vamos a hacer!

-¿Qué qué le vamos a hacer? Pues mira, para empezar, no dar más rodeos y agarrar el problema por los cuernos…

-¡Qué obsesión tenéis las diosEsas con los cuernos, hija!

-¡Madre! ¡De hija, nada!

-¡Vengativa, que eres una vengativa!

-De vengativa yo, más nada de nada. Aprendiza tuya que no es poco. Pero, a lo que estábamos: ¿Por qué no hablas con Alá a ver si pone un poco de orden entre los suyos, y los convence de que se dejen de correrías nocturnas?

-Porque no.

-¡Ele ahí! ¡Eso es oratoria divina y lo demás son tonterías de tartamudos! Y ¿puedes darme alguna razón de peso que no sea un “porque-no”?

-Te puedo dar un millón de razones. Pero te voy a dar una sola, y bien sencilla, si antes me respondes tú una pregunta: ¿por piensas tú qué tengo que hablar con Alá para semejante menester?

-Pues porque esas criaturitas todas son negras. Y, en siendo de semejante negrura, su jefe digo yo que será Alá. Aunque… bien pensado…

-¿Lo ves, diosEsa? Estás tan cargada de prejuicios que ni tú misma te aclaras. Pero, aun suponiendo que su jefe fuera Alá, tampoco iba a hablar con Él.

-¿Ah, no?

-¡No!

-Supongo que también para eso tendrás alguna razón.

-La tengo.

-¿Y?

-Pues hija…, digo, tú: que no me gusta hablar conmigo mismo, porque hablar con uno mismo es de locos, y bastante fama de locos tenemos ya los diOses para echar más leña al fuego en los tiempos en que estamos.

-No, si ya decía yo que, eso de cederme el puesto sin discusión alguna tenía truco. Si ya me barruntaba yo que Tú guardabas algún as en la manga.  Si ya me temía yo que…

-¿Quieres dejar de rezongar?

-No, sí no es cosa de rezongar. Es que quisiera yo saber… ¿Así que Tú y Alá sois lo mismo...?

-Más o menos, aunque con distinta pronunciación.

-Y yo ¿qué?

-Tú, también.

-También, ¿qué?

-Que también eres Yo, y, por tanto, también eres...

-¡Un momento, Dios! ¡Aquí, cada cual en su sitio! A mí no me haces Tú responsable de tus proyectos inmemoriales sobre lo de las pateras, los hijos de Alá, los hijos de…

-¡Ojo, diosEsa!

-Iba a decir los hijos de los Cruzados, so mal pensado.

-¡Ah, vale! Aunque, cavílalo bien. ¿Dónde has visto tú en el cielo que alguien ande cobrándole paso de pernocta marina a los angelicos negros que les da por echarse a recorrer olas?

-No, si acabarás convenciéndome de que los culpables de todo somos los hombres… ¡Uy! Quiero decir los hombres y las mujeres…, no sea que…

-Aquí la única que habla de “culpa” eres tú. ¡Dejo dicho! Tú sabrás…  Que quien se metió a diosEsa fuiste tú; así que, como tú misma has dicho, cada cual en su sitio y cada cual en su tiempo. Y tú apecha con los titulares de prensa de tu legislatura, porque un servidor se va a lo de la huelga divina.

-¡Traidor!

-¡Esquirola!

 

Gaviola en CasaMora. En un 6 de Junio de 2009.    

 

 
 

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