Ir a Escritores

 

ROSA MARÍA ARROYO

Rosa es ella y sus manos.  

Manos para contarnos de la caricia de la tarde sobre el papel durmiente

Manos que tiemblan, y hablan y palpitan, como con vida propia.

Leer a Rosa es reposar la mente.

 

 

Ir a Escritores

 

 

 

 

TÍTULOS

TIEMPO DE SOSIEGO

 

 

 

 

“TIEMPO DE PAZ”

 ORATORIO MARINO

Concierto en tres tiempos

Con inmenso cariño,
 
a E.M.Y.

     I - Andante

(Oración de la Mañana)

 Olor clandestino de mareas
sembrando el aire de discursos
en boca de oradores marinos,
dispuestos, armónicos,
implacables,
sin pérdida de ritmo,
amansando mi tiempo nuevo
con su reloj silencioso en la orilla.

 Reverente llega a mí
como un Kyrie,
como una letanía de horizonte
ofreciéndose calmo a mi espíritu

 y yo
me abandono a su voz
para dejar de ser un instante.

 

I I -  Allegro  

(Oración del Mediodía)

 -Instante en las manos-  

Es tiempo de engrandecer el silencio con más silencio, absorbiendo el pausado discurrir de las horas, rotas, mínimamente, por el crujir indeciso de una pisada de goma en el paseo.

 

El mar, como un reloj incombustible, va marcando ese tiempo: una, dos, tres…siete olas hasta llegar a la hora en punto que, con sus brazos blancos, simula manecillas y abrazos, guardando en sus finales todas las letras del mundo en espera de ser conjugadas por el verbo, ungido de visión y oídos, hasta llegar calmo al papel succionador de imágenes: cuadros para pinceles de mago inspirado.

 

El camino, hasta la voz que clama, se viste verde sobre el azul de su piel, con orfebres aromas manipulando esencias, en emulsiones preñadas de músicas conocidas, deseosas de ser re-conocidas.

 

Todo toma forma, y se adivinan los perfiles arbitrarios, desprovistos de la sombra que atosiga su andar, ya limpio de tormentas secas que endurecieron las pisadas en la tierra.

 Ahora, es tiempo de entronizar lo callado para tornarlo sonoro en las entrelíneas, a base de palabras, acentuando los momentos exquisitos vividos en la hora en punto de la séptima ola, cuando el sosiego interior pide a gritos llegar hasta la orilla y derramarse, mientras un cuerpo de agua, sumiso, extiende sus brazos de sal dibujando las manecillas de un reloj marino.

I I I  -  Largo 

(Oración nocturna)

Claudican dúctiles
las sombras
ante silábicos contornos.

Las yemas supuran cánticos,
alabanzas,
oraciones en rogativa.

Se entregan los últimos hilos
tejiendo empalizadas cotidianas:
rompeolas para falsos mediodías
que alumbren noches neonatas
carentes de verbo.

¡Qué efímera veneración servil
ante un dios de sal
que se diluye entre los dedos,
grano a grano,
erosionado por sus ritmos letánicos!

Mas yo, cobarde,
rezo para que la lengua de mis manos
guarde algo de sal en sus papilas
cuando la luz me abandone.

 

Rosa M. Arroyo
Bellreguard, Junio 2005

 

Subir a Títulos