En
mi Blog <POEMAS CON IMAGEN>
http://poemas-con-imagen.blogspot.com
he
puesto este Poema leído en el homenaje que le dieron sus
amigos.
69/2008
ESTÁBAMOS TAN HECHOS
TODOS…
Se me quedó la mano
suspendida
en el aire.
Iba a escribir
sobre el teclado
“Amiga, buenos
días”
sin acordarme
de que ya no te
asomas al espacio,
con la primera luz
recién bruñida.
De que sin darte
cuenta
(sin intentar huir,
posiblemente,)
te dejaste quebrar
por la estocada
de un acero fatal y
anticipado
forjado en
abandonos,
templado con tu
carne y con tu sangre.
Certero
para atinar a
herirte
de muerte
allí donde la vida
se hizo frágil
vulnerabilidad de
madre sola.
Estábamos tan
hechos
todos
a esperarte detrás
de la pantalla,
a verte amanecer
en el interespacio
incomprensible…
Estábamos tan
hechos
todos
a dejarnos mecer
por tus historias
de unicornios
retozando en la voz
oscurecida
de la inhabitual
Mercedes Sosa;
de faros
en los que te
abrasabas evocando,
-eterna Abderitana-
el Faro del amor en
que naciste.
De hombres por
amar,
(y de algún desamor
encarnizado
que te libó la vida
poco a poco).
De padres que se
fueron
dejándote la
infancia a la deriva
llagada y sin
timón.
Y de hijas
que fueron
dolorosas
tempestades
como todas las
hijas de este mundo,
lo mismo de
insensatas
que todas las
audaces golondrinas
que saltan de sus
nidos
persiguiendo
mosquitos luminosos.
Como fuimos tú y yo
(Tú sabes lo que
digo).
Estábamos tan
hechos
todos
a verte con los
labios apretados
para no derramar
el vacío del fruto
de tu vientre
pura desolación
(como todos los
frutos inmaduros
que ensañan su
rigor de acidez verde
en yermas
deserciones uterinas
antes de ser
regreso
y añoranza
de madre que se
fue).
Estábamos tan
hechos
todos
a vivir de lo tuyo,
a respirar tu olor
-arena y mar-
a hablarnos con las
gentes de tu entorno
como si fuera
nuestro,
a respirar tu
aliento retoñado
-congoja y
yerbabuena-. Y a saliva
de párvulos
que te decían
“Maestra” sin saber
que de verdad
estabas impartiendo
la lección
magistral de haber vivido
como un párvulo más
dentro de un cuerpo
que acabó
traicionándote,
que arrastrabas
en los últimos días
como si fuera un
cántaro vacío
de
ti, de tu ternura,
con esa dignidad
de princesa de
cuento
sin un final feliz…
¡Estábamos tan
hechos
todos
a dejarnos querer
por ti,
sencillamente!
Estábamos tan
hechos a tenerte
que no nos dimos
cuenta que te ibas.
Y ahora…
Iba a escribirte
“Amiga, buenos días”
y acabé dibujando
en el vacio
un recuerdo frutal
un epitafio:
Aquí yace Victoria
impenitente
como si no se
hubiera arrepentido
del pecado mortal e
inevitable
en Ella
de haber amado
tanto.
Gaviola en Marineda. En un 29
de Noviembre de 2008.
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