| AIRES
                            DEL SUR  
 
                                         He
                            vuelto a soñar con ella. Era blanca como 
                            la leche. No
                            pregonaba su condición de belleza plebeya y, sin
                            embargo, era grandiosa en su sencillez discreta y
                            pulcra.Sobre su barro cocido apostaba mis plantas a
                            refrescar, mientras el murmullo del hontanar cercano
                            regaba mi complacencia.
 Ella es… ¿Cómo es ella…? 
                            Enreja su intimidad, pero, presta, la adorna
                            de finos  granas
                            para colorear su piel alba. Es femenina en su
                            presencia, alegre por condición, hospitalaria en
                            sus entrañas, “Alma
                            mater” que acoge sin rendición.
 Me paseo por ella y en ella encuentro lo que
                            busco: el calor de la constancia, el reguero de un
                            sueño que persigo.
 Es total, nada le falta para que yo me funda
                            en su piel gruesa, entre arcadas y mayólicas poseídas
                            de espíritu andalusí. Hasta su fogón con leña y
                            paja me envuelve por su aroma.
 Sí, es “la morena de mi copla”, mi sueño
                            de cada noche, cuando la luz se apaga y el anhelo me
                            enardece.
 Sí, quizá algún día, en verdad, me bañe
                            en ella y mis horas postreras terminen allí...
 Sus portillos, acicalados de cancelas y
                            geranios, se pierden por costanillas angostas que
                            huelen a Sevilla… La sueño en Triana.
 Febrero, 2006
                            
                               |