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EL DOLOR SE HIZO CARNE

Es éste un Libro de dolores contenidos
en el que cada poema tiene un destinatario concreto
y un pequeño desgarro en la piel de la Autora.


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POEMAS

Hospitales

Y el dolor se hizo carne
hendida por helados escalpelos
y habitó entre las sombras
de la noche.

Las horas fueron ayes reptantes y biliosos;
los brazos afligidos torbellinos.

Sólo a la madrugada, imprevisibles,
levantaron su vuelo los milanos
desertando en la piel
las huellas de sus uñas carniceras.

Dos grandes flores cárdenas
malograron el sesgo de los ojos.

Zozobraron las quejas como atónitas.

Aún flotaban sin rumbo, a la deriva,
los pecios de un lamento sibilante
cuando despuntó el sueño.


Gaviola
CasaSoto 10.6.2005

       

 

 

 

Dedicado a la Escritora

Mª Ángeles Cantalapiedra

 

 

...que, durante unas horas,
quiso volar más allá de nuestros versos...

 


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YO TENGO UNA CANCIÓN PARA TUS OJOS

 

 

Yo tengo una canción para tus ojos


        
Yo tengo una canción para tus ojos
que escuchan el silencio
desde el reflejo albino
de la errática luna
naufragada
en el pozo redondo de una lágrima.

 

 

Gaviola 12.6.2005

 

     

 

A mi Hombre:

Que intenta apresar lunas...

 


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Antes de amanecer

Antes de amanecer…
Tú me hablabas de macilentas lunas
y de flecos de azahar de media noche.

Antes de amanecer
avivabas al Mar en sus jadeos
y aplacabas la boca de las algas
con ácida saliva entre los dientes.

En el hastío de un tiempo gris de sílice
se afilaron los trillos y las hoces
segándole las venas a las sombras.

Y la tarde inclinaba su afonía.

Para entonces, furtivo y sigiloso,
asaltabas impúberes usuras
como un ladrón de abrojos y de lirios
hipnotizando ortigas melancólicas.

Mis manos destejían enredaderas
renegando del pútrido tronco de tus besos.
Apenas un temblor, los abatidos labios
apuraban la lineal tristezas sin dibujo.

Sobre los ojos, luz de ferocidades,
señuelos naufragados en la niebla.

Y todavía te amaba.

Gaviola
Marineda 27.6.2005

     

A un olvido...

 

 

 


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Acrobacias de halcones

 Trabaron acrobacias los halcones;
ojos:
atisbos circulares, asesinos,
amarillo de odio en la pupila,
garras igual que alfanjes,
apariencia de plumas en la hiel.  

Acrobacias de héroes en tránsito.  

Los soldados saciaban su deseo
bebiéndose la sangre de los cactus
en cálices de pútridos abrojos.  

Iras que ningún llanto fecundaba.  

Sobre un jergón sitiado de laureles
se escudaba una virgen
con el terror abierto entre sus manos
abatidas, disueltas
en oración de desmayada espera.

 Gaviola 28.6.2005

     

A una espera...

 

 

 


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Uterinoscias

...Y una caverna oscura,
un útero pulsátil,
abre su boca hambrienta
al paso de las horas,
más allá del estéril latido del deseo.

Las fauces de una ausencia penetrante
se atraganta con lágrimas de olvido.
Arriba, en algún sitio sideral,
un niño no engendrado
gime mamando erizos imposibles
de unos pechos impúberes.

El tic... tac... de la cólera
le pone marcapasos al crepúsculo,
acíbar a la voz,
ponzoñas escarlata
a la fragilidad de anhelos recurrentes.

Entre los ojos
los verticales estragos de las uterinoscias.

Gaviola
Marineda 18.6.2005



     

A la inefable eEscritora

Luciana Garcés...


en respuesta a su poema

INVAGINANDO

 

 


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Nana, apenas, de tristes sueños

Antes de que tus versos fueran trigo maduro
y el papel sepultura de una voz extinguida,
comí el pan en tu boca que escanciaba perezas
de siestas sin pecado, de lamentos inertes.

Espigas
y limones,
nanita, nana,
pajizos
como muertos
por la mañana.
Una canción
de penas
para dormirte
el afán
de los ojos
vagabundos,
tan tristes...

Crisantemos segados al caer de la tarde,
como niñitos tenues de menudencia ínfima,
cárdena piel obtusa con sus veneros ácidos...

Fue tan penoso amarte sin saber que te amaba.

Gaviola
Marineda 13.7.2005

     

A un tiempo perdido
entre amarillos

 

 

 

 


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Tan áspero dolor

Tan áspero dolor
filtrándose en el tiempo
gota… a… gota…

Oscuro bebedizo de la ausencia
impresa bajo el rictus.

Según se iba la tarde de la vida
sabía escribir ya
de todas las tristezas dibujadas
en todos los labios contraídos
de todas las esferas
de todos los espacios melancólicos.

Sólo escribía de ti, de nuestras cosas.

Y el crepúsculo
 era sólo el rescoldo 
de un verso inacabado.

Gaviola
CasaSoto 29.6.2005

     

Al Tiempo ganado junto a ti...

 

 

 

 


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Yo, que no soy del Mar

Yo, que no soy del Mar, amo las olas
de la cebada verde
bajo el arrullo fiero del solano.

Amo la mano del segador de soles
que enhebra gorriatos en gavillas
y le pone verano a los rastrojos.

Naúfraga del sudor de tierra adentro,
me debato en abismos y galernas
de besos de panal y flor de aceite.

En algún archipiélago de olivos
jadea la Gaviola entre las brumas
con que gime la boca de la mies,
mientras el tamo vira en molinillos
de nieve vegetal y fermentada.

Gaviola
CasaMora 2.7.2005

     

 

A mi Tierra sedienta

 

 


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Ocasos

(OCASOS ENFRENTADOS)

En el ocaso,
cándida laxitud
leve volante
es tu pelo desnudo,
percal de oscura fibra
hilvanando pespuntes en el agua
para cruzar derroches de tristeza.
                *   *   *

La muerte de la luz se despereza,
sobre el poniente en fragua
donde la sombra vibra
con desaliento mudo;
en un instante
se gesta la quietud

de otro fracaso.
----------------
>

 

Ya vienen las Sirenas
a tu encuentro,
con sus cantos malditos
al ángelus,
de dos en dos,
incógnito guarismo,
se desdobla
la voz deshabitada.--------------
>

|

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>----------------->


         



Gaviola
CasaMora. 15.7.2005

     
A un experimento: el de construir dos poemas enfrentados. Ambos con tres estrofas. La primera estrofa del segundo Poema empieza con el mismo verso del último, de la segunda estrofa del  Primero, pero como si diera marcha atrás. La tercera estrofa de ambos poemas es la misma, pero leídas de adelante a atrás o viceversa.

 

 

 

 

 

<-------------------De otro fracaso
se gesta la quietud
en un instante
con desaliento mudo,
donde la sombra vibra
sobre el poniente en fragua
la muerte de la luz se despereza.

*   *   *                      
Para cruzar derroches de tristeza
hilvanando pespuntes en el agua
percal de oscura fibra
es tu pelo desnudo,
leve volante
cándida laxitud
en el ocaso.

 

<--------La voz deshabitada
se desdobla,
incógnito guarismo;
de dos en dos,
al ángelus,
con sus cantos malditos,
a tu encuentro
ya vienen las Sirenas.

 


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Ojos como gotas de ámbar

Y se fue el de los ojos
como gotas de ámbar...

Quizá no era de noche,
pero la noche anduvo
moldeándole en bucles
sus lágrimas de acero.

Y se fue el de la boca
como aliento de vidrio...

Casi pude lamerle
la cándida angostura
donde un reflejo insólito
destilaba tristezas.

Y se fue con la tarde
camino del poniente...

*

quizá morirse es sólo
tener los ojos claros
tener la boca frágil
desconocer caricias...

Irse sin marcar rumbo.

Gaviola 25.7.2005
CasaMora

     

A Quiyo, mi perro negro... 

que se fue allá, por Julio, 
y ahora tendrá miedo.

 

 

 

 

 


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Ya te vas

Voy a desanudar melancolías,
a cortarle al verano los hilvanes,
a desgarrar los rayos del encuentro,
a envolver en silencios una lágrima.

Ya está Agosto almacenando nieblas
precipitadamente, peleando
por ponerle celajes al estío,
segándole a la luz los estolones.
Ya hay ausencias colgadas en la lluvia.
Ya está mi corazón deshabitado
lo mismo que la casa que abandonas.

Rebuscaré por todos mis papeles
alertando el oído, por si en ellos
el eco de tu risa plegó esbozos
hurgando con su luz entre mis sombras.

Este verano ha sido casi tuyo:
con un ir y venir de golondrinas,
rozando apenas luces en el agua,
y levantando el vuelo con premura
antes de que Septiembre las sorprenda.

Ya te vas. Te vas antes de tiempo.
Y yo te auso:
te acuso de los ojos que se aíslan
para disimular de sus distancias.

Te acuso del jazmín y del perfume
que sajas a escalpelo peregrino.

Este año se adelantó el invierno.

Gaviola
Marineda 17.8.2005

     

A Marila

Que cortaba jazmines cada noche

 

 

 

 

 

 

Y luego...

 

 


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Te siguen recordando los jazmines

En Marineda
te siguen recordando los jazmines...

Estás entre las horas del ocaso
como un leve rumor anochecido
embalsamando el aire.

A veces un lamento,
como si fuera tuyo
acecha la negrura,
repta ondulante, emerge
de aquel mismo rincón donde yacías
abstrayéndote en sueños amarillos...

Entoces reconozco tus ausencias
y me duelo del tiempo desbandado
cual enjambre de aves expatriadas.

Gaviola
Marineda 27.8.2005

      ...luego los contaba, uno a uno, para ensartar perfumes

 

 

 

 

 

 


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