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33/2009

DE LEY DE IGUALDADES Y DE HABLADURÍAS SIN LEY

(GRAMATIQUERÍAS: tiempos verbales;
participio activo)
 

REFRÁN: cuando la mula pare, el fin del mundo llega

ADVERTENCIA; Iba a decirles que, para entender esta cosa, se precisa leer las notas a pie de página. Pero no lo hago porque, de todas formas, no se entiende.

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Verá usted por qué no, Señora Aído.

¿O debo decir AídA para congraciarnos?

Es que tengo que llevarle la contraria, ¿sabe usted? Pero, eso sí: con mi mayor respetA.

Usted, como Ministra de Igualdad nuestra (lo de nuestra es un decir, referidA a la igualatura, claro está)…decía que usted, defensora a ultranza de la igualdad de género hasta en la punta de la lengua, se empeñó en sostenella y no emmedalla cuando soltó aquello de “miembros y miembras”. Claro que, antes que usted, fue la exesposa del Expresidente de este exPaís exnuestro la que ya se embarrizó con lo de “jóvenes y Jóvenas”; así que, en puros términos jurídicos, hay jurisprudencia de tan alarmantA tropelíA

         En el fondo, usted es como yo: un poco acémilA[1] (g.a.D., para regocijo de las féminas, no existe “acémilo” porque a esas bestias, aunque se les llama “machos”, no pueden ejercer de tales; que se lo digo yo), y –volviendo a usted- cuando hinca la pata en barro espeso, en lugar de estirar hacia arriba para sacarla, entra en éxtasis de empecinación (que alguien me diga si existe “empecinaciona”) y se saca de la manga (que no es lo mismo que sacarse del “mango”) una explicación (¿y explicaciona…?) tal como que la gente (¿gentA?) usa y tiene al uso lo de “miembras” por esas tierras de las Americas. (¡Y los “Américos”! –grita mi santo a mi espalda. ¿O es “espaldo”?).

         Usted me perdone, pero le digo yo que no, Sra. Aído. Que si quiere aprender español del bueno, haga usted las Américas como yo las hice y verá lo que es hablar... Que yo,  sin ser franquista[2], soy de los tiempos de Franco, y por eso soy bastante franca, algo rojilla venida a más y, por tanto, algo obsequiosa con los/las que mandan. Pues como le decía, que ya tengo mi edad, y no como  usted ‑¡perdone!: usteda-, que se le lee la edad en la boca[3], y que me eché a viajar, en lugar de tragarme la propaganda porque no me fiaba ni un pelo de lo que por entonces decían los periódicos y el NO-DO. Viajé; y nunca, ¡jamás de los jamases!, he oído, escuchado, sentido o percibido lo de “miembra”. Lo que he conocido de toda la vida de Dios –es un decir- cuando me han dado lugar a ello, ha sido algún “miembro” que otro.

Pero, si a usteda le va a entrar una alferecía[4] por lo del “miembro”, usted, ¡tranqui! ¡Perdón!, quise decir tranquilA; usted se queda con la “miembra”, y yo le echo mano al miembro que usted deseche, y estamos en paz, que una servidora no va a llevarle la contraria en todo. Al contrario (¿A?): voy a explicarle lo que yo, después de haberme aprendido las malditas declinaciones aquellas del latín que en gloria esté, les explicaba a mis alumnO/As en el colegio/colegia[5].

         Yo lAs (¡Uy! ¿No sonará a laísmo?) explicaba lo que aprendí en la Enciclopedia “Álvarez” y en unos manualillos de un tal Miranda Podadera que, -y que esto/a quede entre nosotrAs- le aseguro que eran mucho más entendibles que lo que ahora se estudia, pero que, sin tanta enjundiA, nos enseñaban a hablar mal que bien. (Más bien que mal). Y allí fue donde me aprendí yo algunas reglas sobre el género “epiceno”. Pero ese es otro cantar del que ya hablaremos cuando encuentre la manera de que lo de mentarlo en griego –epikoinos- no suene a horterilla de media pana. (Notará que miento “pana” en lugar de “pelo” para seguirle la corriente al género femenil que a usted le gusta).

Por hoy, vayamos a una pequeñez(A).

Por ejemplo, y partiendo de que nuestra lengua sigue viva porque tiene reglas gramaticales, pero que las lenguas que carecen de esas reglas, o tienen que “fusilarle” el palabrerío a las otras o se quedan en pelota picada, vamos a ver dos o tres cosillAs de nadA.

(Habrá notado usteda con qué tiento y tacto –perdón: tienta[6] y tactA- voy eligiendo el género. Quise decir la GénerA).

Pues eso: que, los participios del Castellano pueden ser pasivos (“aquí me las den todas”); pero, en cuanto se ponen de marcha, y se convierten en participios activos, van y se juntan con un “ente”, y que usteda me perdone, pero que hay que estar a lo que se está; porque –un decir- no seré yo la que diga que usteda está “salida” en lugar de “saliente” –cuando lo esté; y no vaya a pensar en lo que no es-, ni que está “irritada” cuando estoy hablando de “irritante” –sin referirme a nadie-.

¿Ve usteda? Las cosas como son: Usteda, con su lengua evolutiva, no va a permitir que se use lo de “ignorante” pudiendo, sin tener que esforzarse, llegar a “ignoranta” o, lo que en participio pasivo sería “ignorada”, si es que la pasivan o le alzan lo que a usteda le da entidad, que es su sillón(A) y su “AídO”, y va alguna “ignoranta” y la convierte en AidA, esa mismica: la de la ópera que va y la espicha, sin tener en cuenta que el apellido lo pone siempre quien lo pone por buebos[7], porque hasta ahora no ha habido una nadie (¿nadia?) que se ocupe del asunto, cuando, a estas alturas, ya  hubiera de haberla habido[8].

Y hablando de ser: mire: anda por ahí, por internet, un panfletillo “antisistema” que dice que el participio activo del verbo “ser” es “ente”, -que, por otra parte, ya es tener ganas de redundancias o pleonasmos, porque “ente”, mismamente, es “ser”. Y que ser, lo que se dice ser, en participio activo, vuelve a ser “ente”, que con un pronombre delate es un nombre abstracto.

(Ya me he liado)

Quiero decir, que el “ente” -participio activo- es “el que hace la acción”; pero que no hay “enta[9]” que valga. Por tanto, el que “preside”, es “presidente”; el que tiene un apretón de bajuras es un “ente” ardiente y no una criatura “ardienta” sin miembro del que despotricar con “J”.

Y hablando de “J”, lo que sí tiene dos géneros es el de la “J”. Vaya, que el/la que está fastidiado/a con “j”, está jodido/a; aunque, -como dijo nuestro insigne Camilo J. Cela, no es lo mismo estar jodido que jodiendo[10]”, y trasladado al participio activo, el “Jodiente” no puede compararse con “la jodida”, ni lo “jodiente”, en términos absolutos, puede llegar a ser tan gratificante como la “jodienda”.

¿Me va usteda entendiendo? ¿Se da cuent…A? Eso es defensa de géner¿o? y lo demás es puritita plancha en gramatiquerías. ¿O no?

Pues eso, que la gramática no sabe de politiquerías, sino de lingüistiquerías, Doña; pero, que si usted quiere, podemos darle utilidad a su empeño en defender a las mujeres que cree usteda que no pueden defenderse ellas solicas y, puestos a despropositerías, ya que la Ley del Aborto que usted defiende está por retocar, ¿qué tal si introduce una reformilla de nada, y regulan la necesidad de ecografía previa, y prohíben abortar a “las fetas” sin perjuicio de lo que cada “quiena”  quiera hacer con su feto con todo el dolor de su vientre?

Yo me quedo aquí, no sea que me suelte usteda la exabruptA que me estoy ganando a pulsa desde que escribí la primera letra, y me deje sin alientAs para hacerme las Américas donde poder recordar lo que aprendí antes de que las maneras y los mañeros[11] me desaprendieran con sus mañerías[12] hasta las peores maneras.

*   *   *

PS/ A QUIEN PUEDA INTERESAR: “feta” es una clase de queso hecho de leche de vaca, de oveja o de cabra. Puestos a defender género, y por hacer causa comuna con ustedA, Doña: ¿qué tal si se patrocina que ese queso se haga con leche (o lecha) de vaco (¿Baco?), de ovejo o de cabro(n)?

Y puestas a intercambiar favorAs, ¿No conocerá usteda, Sra. Ministra, a algún “periodisto” que quiera publicarme este panfletillo?

¡Seguro que no!

En el fondo, siguen siendo unos machistos… Quise decir machistAs.

¡Claro! Por eso no he llegado más lejAs y me quedé en ser lo que soy...

 

Gaviola en Casa Mora. En un 13 de Diciembre de 2009.

Santo del día: Santa Lucía, patrona de los ciegos.

 

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www.magina-magica.es/Libro_GRAMATIQUERIAS-Indice.htm

 


[1] ACÉMILA: mulo, “macho”, híbrido de burra y caballo, o de yegua y burro, estériles, y cuyas crías sólo vale como burdégano o animal de carga por mucho que aparenten.

[2] …porque franquistas, lo que se dice “franquistas”, ya no quedan; y es que los que lo fueron ya no son o no lo son; y los que no lo eran lo siguen siendo.

[3] Para saber la edad de las caballerías, nuestra abuela nos enseñó a abrirle los belfos para ver si tenían la dentadura cerrada o le faltaban molares por salir. (Cuestión de arrancarles colmillos y pincharles botox –digo yo-)

[4] ALFERECÍA= A SOPONCIO=¡Uy! Todos los sinónimos de soponcio son masculinos…

[5] ¡Vaya! Parece que “colegio” es una cosa de nombrar y “colegia” una cosa de hacer, en forma reflexiva, o en segunda persona del tiempo de presente de indicativo…

[6] ¿TIENTA? ¿Eso no va de toros y de cuernos?

[7] Que conste que la expresión “por buebos” se escribe con “b” y, por muy arcaísmo que sea, existe aunque la Real Academia de la Lengua Española no lo sepa.

[8] ¿A que no sabías que “hubiera de haberla habido” es la voz perifrástica? De algo tiene que valerme el latín ¿no?

[9] Terminado en “a”, hay “anta”=bicho con cuernos, y “unta”=bicho que le suelta una pasta gansa a cualquier “ente” dispuesto a arrimarle el ascua a su sardina, si se considera bien “untado”.

[10] La anécdota es que, cuando a Cela, siendo Senador, se le llamó la atención desde la Presidencia diciéndole que estaba “dormido” en plena sesión parlamentaria, él contestó: No, Señor presidente: estoy durmiendo. -¿Y no es la misma cosa? –le rebatió el gramaticalmente incauto Presidente, tuvo cumplida respuesta: “No es lo mismo, Señor Presidente, como no es igual  estar jodido que jodiendo”.

[11] Que conste que la “Ñ” la he puesto sin malas intenciones y por puritito sentido patrio del EspaÑol.

[12] MAÑERÍA: ¡Ay, Dios mío, ay, Dios mío, ay, Dios mío! Miren lo que dicen en un Diccionario (www.acanomas.com) lo que significa: MAÑERÍA. (Del ant. mañero, estéril.) f. Esterilidad en las hembras o en las tierras. II Derecho que tenían los reyes y señores de heredar los bienes de los que morían sin sucesión legítima. Que conste que no va con ninguna intención. Lo juro por mis hijos (los que no parí).

 

 

       

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