Verá usted por qué
no, Señora Aído.
¿O debo decir
AídA para congraciarnos?
Es que tengo que
llevarle la contraria, ¿sabe usted?
Pero, eso sí: con mi mayor
respetA.
Usted, como Ministra
de Igualdad nuestra (lo de nuestra
es un decir, referidA a la
igualatura, claro está)…decía que
usted, defensora a ultranza de la
igualdad de género hasta en la punta
de la lengua, se empeñó en
sostenella y no emmedalla cuando
soltó aquello de “miembros y
miembras”.
Claro que, antes que usted, fue la
exesposa del Expresidente de este
exPaís exnuestro la que ya se
embarrizó con lo de “jóvenes y
Jóvenas”;
así que, en puros términos
jurídicos, hay jurisprudencia de tan
alarmantA tropelíA…
En el
fondo, usted es como yo: un poco
acémilA
(g.a.D., para regocijo de las
féminas, no existe “acémilo” porque
a esas bestias, aunque se les llama
“machos”, no pueden ejercer de
tales; que se lo digo yo), y
–volviendo a usted- cuando
hinca la pata en barro espeso, en
lugar de estirar hacia arriba para
sacarla, entra en éxtasis de
empecinación (que alguien me diga si
existe “empecinaciona”) y se saca de
la manga (que no es lo mismo que
sacarse del “mango”) una explicación
(¿y explicaciona…?) tal como que la
gente (¿gentA?) usa y tiene
al uso lo de “miembras” por esas
tierras de las Americas. (¡Y los “Américos”!
–grita mi santo a mi espalda. ¿O es
“espaldo”?).
Usted me
perdone, pero le digo yo que no,
Sra. Aído. Que si quiere aprender
español del bueno, haga usted las
Américas como yo las hice y verá lo
que es hablar... Que yo, sin ser
franquista,
soy de los tiempos de Franco, y por
eso soy bastante franca, algo
rojilla venida a más y, por tanto,
algo obsequiosa con los/las que
mandan. Pues como le decía, que ya
tengo mi edad, y no como usted
‑¡perdone!: usteda-, que se
le lee la edad en la boca,
y que me eché a viajar, en lugar de
tragarme la propaganda porque no me
fiaba ni un pelo de lo que por
entonces decían los periódicos y el
NO-DO. Viajé; y nunca, ¡jamás de los
jamases!, he oído, escuchado,
sentido o percibido lo de “miembra”.
Lo que he conocido de toda la vida
de Dios –es un decir- cuando me han
dado lugar a ello, ha sido algún
“miembro” que otro.
Pero, si a usteda
le va a entrar una alferecía
por lo del “miembro”, usted, ¡tranqui!
¡Perdón!, quise decir tranquilA;
usted se queda con la “miembra”, y
yo le echo mano al miembro que usted
deseche, y estamos en paz, que una
servidora no va a llevarle la
contraria en todo. Al contrario
(¿A?): voy a explicarle lo que yo,
después de haberme aprendido las
malditas declinaciones aquellas del
latín que en gloria esté, les
explicaba a mis alumnO/As en
el colegio/colegia.
Yo lAs
(¡Uy! ¿No sonará a laísmo?)
explicaba lo que aprendí en la
Enciclopedia “Álvarez” y en unos
manualillos de un tal Miranda
Podadera que, -y que esto/a quede
entre nosotrAs- le aseguro que eran
mucho más entendibles que lo que
ahora se estudia, pero que, sin
tanta enjundiA, nos enseñaban a
hablar mal que bien. (Más bien que
mal). Y allí fue donde me aprendí yo
algunas reglas sobre el género
“epiceno”. Pero ese es otro cantar
del que ya hablaremos cuando
encuentre la manera de que lo de
mentarlo en griego –epikoinos- no
suene a horterilla de media pana.
(Notará que miento “pana” en lugar
de “pelo” para seguirle la corriente
al género femenil que a usted le
gusta).
Por hoy, vayamos a
una pequeñez(A).
Por ejemplo, y
partiendo de que nuestra lengua
sigue viva porque tiene reglas
gramaticales, pero que las
lenguas que carecen de esas reglas,
o tienen que “fusilarle” el
palabrerío a las otras o se quedan
en pelota picada, vamos a ver dos o
tres cosillAs de nadA.
(Habrá notado
usteda con qué tiento y tacto
–perdón: tienta
y tactA- voy eligiendo el
género. Quise decir la GénerA).
Pues eso: que, los
participios del Castellano pueden
ser pasivos (“aquí me las den
todas”); pero, en cuanto se ponen de
marcha, y se convierten en
participios activos, van y se
juntan con un “ente”, y que
usteda me perdone, pero que hay
que estar a lo que se está; porque
–un decir- no seré yo la que diga
que usteda está “salida” en
lugar de “saliente” –cuando lo esté;
y no vaya a pensar en lo que no es-,
ni que está “irritada” cuando estoy
hablando de “irritante” –sin
referirme a nadie-.
¿Ve usteda?
Las cosas como son: Usteda,
con su lengua evolutiva, no
va a permitir que se use lo de
“ignorante” pudiendo, sin tener que
esforzarse, llegar a “ignoranta” o,
lo que en participio pasivo sería
“ignorada”, si es que la pasivan
o le alzan lo que a usteda
le da
entidad,
que es su sillón(A) y su “AídO”,
y va alguna “ignoranta” y
la convierte en AidA, esa
mismica: la de la ópera que va y la
espicha, sin tener en cuenta que el
apellido lo pone siempre quien lo
pone por buebos,
porque hasta ahora no ha habido una
nadie (¿nadia?) que se ocupe del
asunto, cuando, a estas alturas, ya
hubiera de haberla habido.
Y hablando de ser:
mire: anda por ahí, por internet, un
panfletillo “antisistema” que dice
que el participio activo del
verbo “ser” es “ente”, -que,
por otra parte, ya es tener ganas de
redundancias o pleonasmos, porque
“ente”, mismamente,
es “ser”. Y que ser, lo que se dice
ser, en participio activo, vuelve a
ser “ente”, que con un pronombre
delate es un nombre abstracto.
(Ya me he liado)
Quiero decir, que el
“ente” -participio activo- es “el
que hace la acción”; pero que no hay
“enta”
que valga. Por tanto, el que
“preside”, es “presidente”;
el que
tiene un apretón de bajuras es un
“ente” ardiente y no
una criatura “ardienta” sin miembro
del que despotricar con “J”.
Y hablando de “J”,
lo que sí tiene dos géneros es el de
la “J”. Vaya, que el/la que está
fastidiado/a con “j”, está jodido/a;
aunque, -como dijo nuestro insigne
Camilo J. Cela, no es lo mismo
estar jodido que jodiendo”,
y trasladado al participio activo,
el “Jodiente” no puede compararse
con “la jodida”, ni lo “jodiente”,
en términos absolutos, puede llegar
a ser tan gratificante como la
“jodienda”.
¿Me va usteda
entendiendo? ¿Se da cuent…A? Eso es
defensa de géner¿o? y lo demás es
puritita plancha en gramatiquerías.
¿O no?
Pues eso, que la
gramática no sabe de politiquerías,
sino de lingüistiquerías, Doña;
pero, que si usted quiere, podemos
darle utilidad a su empeño en
defender a las mujeres que cree
usteda que no pueden defenderse
ellas solicas y, puestos a
despropositerías, ya que la Ley del
Aborto que usted defiende está por
retocar, ¿qué tal si introduce una
reformilla de nada, y regulan la
necesidad de ecografía previa, y
prohíben abortar a “las fetas” sin
perjuicio de lo que cada “quiena”
quiera hacer con su feto con todo
el dolor de su vientre?
Yo me quedo aquí, no
sea que me suelte usteda la
exabruptA que me estoy
ganando a pulsa desde que
escribí la primera letra, y me deje
sin alientAs para hacerme las
Américas donde poder recordar lo que
aprendí antes de que las maneras y
los mañeros
me desaprendieran con sus mañerías
hasta las peores maneras.
* * *
PS/ A QUIEN PUEDA
INTERESAR: “feta” es una clase de
queso hecho de leche de vaca, de
oveja o de cabra. Puestos a defender
género, y por hacer causa comuna
con ustedA, Doña: ¿qué tal si
se patrocina que ese queso se haga
con leche (o lecha) de vaco
(¿Baco?), de ovejo o de cabro(n)?
Y puestas a
intercambiar favorAs, ¿No
conocerá usteda, Sra.
Ministra, a algún “periodisto” que
quiera publicarme este panfletillo?
¡Seguro que no!
En el fondo, siguen
siendo unos machistos… Quise decir
machistAs.
¡Claro! Por eso no
he llegado más lejAs y me
quedé en ser lo que soy...
Gaviola en Casa Mora. En un 13 de
Diciembre de 2009.
Santo del día: Santa Lucía, patrona
de los ciegos.
[email protected]
www.magina-magica.es/Libro_GRAMATIQUERIAS-Indice.htm
MAÑERÍA:
¡Ay, Dios mío, ay, Dios mío,
ay, Dios mío! Miren lo que
dicen en un Diccionario (www.acanomas.com)
lo que significa:
MAÑERÍA.
(Del ant. mañero, estéril.)
f. Esterilidad en las
hembras o en las tierras.
II Derecho que tenían
los reyes y señores de
heredar los bienes de los
que morían sin sucesión
legítima.
Que conste que no va con
ninguna intención. Lo juro
por mis hijos (los que no
parí).
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